Nissan Leaf. Pero ¡momento!….antes de hablar de la segunda generación del eléctrico de la marca -franco- japonesa, invitamos a una reflexión, más allá de este modelo. ¿Porqué los eléctricos (en general) son feos, y a veces muy feos? Bueno, claramente no hay una cuestión «mandatoria» ineludible, ni limitación técnica que explique tal situación. Es simplemente cuestión de filosofías, de estilos, de propuestas. Sí, puede aparecer alguna limitación en el baúl, por un necesario piso alto para alojar las baterías, y alguna otra, pero no claves.
Creo, hay 2 tendencias en el mundo de los eléctricos: una, mostrar un nuevo desarrollo muy distinto para que se note claramente y de entrada, que se trata de «otra cosa», de algo innovador, y un claro exponente es el nuevo Toyota Prius II (más que en el anterior). La otra, es mostrarlo similar a un auto de combustión, demostrando que no necesariamente ser ecológico implica mostrarse «poco agraciado». En esta última tendencia se inscribe el nuevo Nissan Leaf, modelo presentado en 2010 y que va por su segunda generación. Si bien tiene algunos detalles distintivos, no es más «rompedor» que su primo convencional Kicks.
Si tomamos uno de los precursores (quizás «el precursor») del mundo eléctrico, el GM EV1, realmente parecía diseñado -a propósito- bien feo. Saltando varios intermedios, Toyota Prius no dejaba de ser un modelo futurista en diseño, convengamos, raro. Y una de las particularidades de Nissan Leaf, ya en su anterior generación fue su diseño bastante convencional, sí, algo futurista, pero con formas que perfectamente podían suponerse a priori de un modelo a combustión convencional.
Y en esta segunda generación 2018, Leaf acentúa su perfil de «auto normal», con una trompa que, salvo la parrilla, no difiere demasiado del concepto visto en sus hermanos actuales, algo más cuadrado, tal vez. Atrás menos convencional, aunque, con una resolución (como concepto) vista en otros modelos, como Toyota CH-R, y sin ir más lejos, en su pariente Kicks. De todos modos, diseño convencional. De perfil, salvo por la resolución de sus 3/4 traseros (tampoco es Star Wars), también racional. Adentro, creo, exceso de sobriedad, con una estética algo vencida, con algunos formatos y comandos que ya están en desuso; pero claro, como todo lo relacionado a la estética, materia opinable. En términos generales, el nuevo Leaf se muestra atractivo y sobrio, bienvenido.
Alguna (poca) data técnica. La capacidad de su batería ha aumentado de los 30 kWh del anterior a 40 kWh, lo que le brinda una autonomía (en condiciones ideales) de 378 km. No es un Tesla pero claramente esa autonomía le permite ser útil para la gran mayoría de los trayectos en ciudades y en sectores alejados. Contará con el sistema ProPilot, el que puede definirse como de Conducción Semiautónoma, pudiendo circular «solo» bajo ciertas condiciones. No, está lejos de un «auto sin conductor», pero se va acercando. Además, el Propilot Parking, que permite estacionar de manera autónoma (haciéndose cargo el sistema, no solo de volante, sino también de acelerador y freno), y además, tanto paralelo como perpendicular y oblicuo: es decir, estaciona «solo» en cualquier espacio disponible.’
Nuevo Nissan Leaf 2018, eléctrico, convencional estéticamente, atractivo y práctico. ¿Lo tendremos en Argentina? Por ahora no está muy cerca, pero le ponemos algunas «fichitas» para 2018/2019. Ojalá.