
Audi e-tron. La nueva maravilla tecnológica de la automotriz alemana. Con una apariencia muy «civilizada» que nos recuerda a sus parientes SUV (Q2 y Q5) y también a las Avant (A4 y A6). Y hablamos de «estética civilizada» porque estamos acostumbrados, sobre todo en el pasado reciente, a modelos eléctricos con diseño bastante rebuscado, raro, controversial, discutible. No es el caso del Audi e-tron, que perfectamente podría pasar por uno de sus modelos con motorización tradicional.

En cuanto a dimensiones, el Audi e-tron mide 4.901 m. Como referencias internas, Q5 ostenta 4.66 m y Q7, 5.05 m. En cuanto a precios, el Q5 más caro cuesta USD 72,000 y el Q7 arranca en ese nivel de precios, en el mercado europeo. El nuevo e-tron costará USD 95,000. No resulta sencillo hacer comparaciones en este caso, dada la casi nula existencia de vehículos con formato SUV/familiar, premium y eléctricos. De todos modos no parece exagerado, teniendo en cuenta sus equivalentes 408 CV (la potencia eléctrica se mide en kW), provenientes de 2 motores eléctricos, su aceleración de 0 a 100 km/h en 5.7 segundos, su autonomía de 400 km (con recarga en 30 minutos en estaciones de carga rápida) y su origen, claro.

Algunos datos más. Aunque las webs europeas de la marca ya lo muestran, las entregas comenzarán hacia fines de 2018, y no podrá ser visto en el Salón de París ya que Audi será una de las varias marcas ausentes en aquel, uno de los 3 salones más importantes del mundo (junto con Ginebra y Frankfurt). El Cx del e-tron es sorprendentemente bajo: 0.28. Cuenta con 2 características interesantes, aunque disímiles entre sí: por un lado, reemplaza los retrovisores externos por cámaras, y por el otro sus frenos, que son electrohidráulicos, con alimentación eléctrica.

Respecto al diseño, reiteramos, es convencional, y en este caso es un punto a favor. En el frontal, ópticas bien «Audi», parrilla octogonal, trabajada, más ancha que lo visto en sus parientes. Diseño general limpio.
Atrás, tampoco se sale de los cánones de la marca, con ópticas más finas y una vinculación horizontal entre ellas. No hay salidas de escape, claro. De perfil destacan sus enormes llantas de aleación, sus generosos voladizos, con cintura alta y techo más bien bajo y plano. Mayor habitabilidad.

En el interior, vemos un diseño futurista, aunque no mucho más que en los últimos desarrollos de Audi. Dos grandes pantallas centrales, orientadas hacia el conductor, tablero Audi Virtual Cockpit, y lógica ausencia de palanca de cambios. Muy buena calidad percibida. No nos cansamos de decir que nos gustan los tableros más clásicos, analógicos, convencionales, pero el del e-tron está muy logrado. Seguramente su equipamiento en seguridad será interesante, como es habitual en Audi.

El nuevo Audi e-tron tiene nulas chances de llegar a nuestro país, aunque, como solemos expresar, dentro de lo imprevisible de nuestra Argentina en muchos aspectos, le ponemos alguna «fichita» para 2019. Ojalá.





