Toyota presentó el GR Yaris (primer producto desarrollado por GR y con espíritu verdaderamente deportivo) hace poco menos de dos años. Llamaba la atención su motor de 1.6 litros y 260 CV, pero con solo 3 cilindros. Rápidamente se convirtió en un suceso en los distintos mercados donde se vende, incluido el argentino, aunque a pequeña escala. Más allá de alguna preparación especial como la de Powertune Australia con escalofriantes 435 CV, el GR Yaris de serie es un muy interesante modelo, que puede llegar a 100 km/h en solo 5.5 segundos.
La novedad en este caso tiene que ver con que Toyota está probando un GR Yaris a Hidrógeno. Y mayor novedad todavía, porque no recurre al hidrógeno para generar electricidad, uso más difundido en la actualidad, en un sistema conocido como Pila de Combustible, sino que lo utiliza como combustible directo para hacer funcionar al motor y por lo tanto nada tiene que ver con un motor eléctrico. De hecho, el nuevo GR Yaris H2 (tal su nombre), utiliza el mismo motor del naftero, con algunas modificaciones. El desarrollo del Hidrógeno como combustible para motores convencionales no es nuevo, y de hecho hay automotrices que han trabajado fuertemente en su vialidad.
El problema técnico, además de lo peligroso de su naturaleza, tiene que ver con el almacenamiento y las grandes presiones necesarias además de la casi nula red de estaciones de hidrógeno. A diferencia de la pila de combustible, que también lo utiliza, en este caso las emisiones no son cero, aunque sí bastante más bajas que su equivalente naftero. Desde Toyota afirman que las sensaciones a bordo del Yaris GR a hidrógeno son muy similares a las del naftero, y que sus prestaciones son también equivalentes. ¿Lograrán el Hidrógeno y los e-fuel hacerle frente a los eléctricos para que la muerte de los motores a combustión no sea inminente? Ojalá.
