La Fuego no fue un modelo icónico a nivel mundial. Para nada. Tampoco en Europa, donde fue presentada en 1980 y se mantuvo en producción solo 6 años, hasta 1986, sin un sucesor directo. Es cierto que en el viejo continente, y como es habitual en las diferentes marcas, las opciones fueron mucho más variadas que en el modelo fabricado en Córdoba. Desde un 1.4 de humildes 65 CV hasta la versión turbo con un 1.6 de 132 CV, no tan lejos de los 123 CV de la GTA Max argentina. También el 2 litros de 110 CV y hasta un diesel 2.1 de 88 CV, similar al de sus hermanos R18 y R21, aunque sin turbo en estos casos.
De todos modos, sí puede ser considerado un suceso en Argentina, donde se produjo entre 1982 y 1992, con el mismo motor (casi) del R18, luego evolucionado con la recordada 2.2 y las posteriores GTA (116 CV) y GTA Max (123 CV), con un rediseño local (con la colaboración de un diseñador norteamericano), bastante futurista aunque quizás cercano al Tunning. Aun así se trató de un modelo muy deseado en su momento y aun hoy. Pero más allá de la gran repercusión en nuestro mercado argentino, esta hipotética de la Fuego pasa más por una cuestión de deseo que de realidad. Y más en estos tiempos actuales de poca popularidad de coupés, a nivel mundial diría. Sí, Renault presentó ya el R5 y el año próximo el R4, dos nostálgicos, pero no ocurrirá lo mismo con Fuego, lamentablemente.
