Ford Fiesta es una institución dentro de la industria automotriz, mucho más que su hermano Focus (ambos extintos en Argentina desde hace varios años), toda vez que apareció en un lejano 1976 y lleva 5 generaciones a cuestas, con muy buenas ventas en el continente europeo. A fines de 2017 Ford presentaba el restyling del modelo brasilero, «acercándolo» a la generación vigente en el viejo continente, pero alejándolo, al mismo tiempo, de modernas plataformas. Hemos cronicado novedades del Fiesta en muchas oportunidades; las últimas con motivo de la presentación de la versión híbrida, o la versión Rally3 para la categoría homónima, luego reemplazado por el Puma Rally3.
Justamente esto último tiene mucho que ver con el final del Fiesta, anunciado en estos días por la misma Ford. Y es que el crossover Puma, derivado de aquel, fue «cavándole los cimientos», y cada vez con mayor fuerza. Y hay varios casos en la industria automotriz, como los de T-ROC e ID.3 hacia Golf, en Volkswagen, per mencionar uno de tantos casos. El cambio comenzó hace unos años, todavía sin el furor eléctrico actual, pero ya con la moda de mutar hacia el mundo crossover/SUV, y ahora se viene profundizando con la ¿exagerada? movida eléctrica. De hecho, Ford prepara un Puma eléctrico, que llegará en 2024, y terminará de haber «sepultado» al Fiesta, cuyo final comercial será en 2023, lamentablemente.
Hace un año dábamos cuenta del restyling que la marca del óvala estaba aplicando al Fiesta, con el título «…¿el último?«. Efectivamente no habrá más renovaciones para el pequeño best seller. Presentado en 1976, cumplirá 47 años al jubilarse, el año próximo, sin llegar a la mítica marca de «los 50». Se había previsto que finalizara su producción en 2024 pero Ford adelantó un año la despedida. Y para entenderlo basta con analizar algunos números. Por ejemplo que Fiesta vendió uno 45% menos en el último año, o que en el mismo período en que Puma colocó 90,000 unidades, Fiesta no llegó a las 40,000. ¿Se puede hablar de fracaso con estos números? Para nada en términos históricos. Pero, a diferencia de lo que ocurría hace unas décadas, hoy las escalas rentables hacen que deban venderse muchas más unidades para que la ecuación cierre, y esa realidad la dan SUVs y crossovers, y eléctricos, nos guste o no. Se despide definitivamente el Ford Fiesta. Una pena.