No caben dudas. Esta 4a generación de Hyundai Tucson es la que más ha cambiado, en toda su historia, desde que fue presentada en 2004, con renovaciones en 2010 y 2015. Esas 3 generaciones se vendieron en nuestro país, llegando a contar con no pocos seguidores, a partir de su diseño, calidad y performances. Habían trascendido algunos renders e imágenes filtradas que pre anunciaban tal cambio. De todos modos no deja de sorprender, y a mi criterio, subjetivo, con un resultado visual polémico.
Comencemos por las variantes mecánicas que incorpora la nueva Tucson, dejando para el final el apartado estético. El protagonismo lo recibe el reconocido 1.6 T-GDI, con variantes de 150 CV (incluida la Mild Hybrid con batería de 48 V), 180 CV (también micro híbrida), 230 CV y 265 CV PHEV (híbrida enchufable). En diesel, el 1.6 CRDI con potencias de 115 CV y 136 CV (con batería de 48 V). No han trascendido mayores datos técnicos de la nueva Tucson aún, aunque sí respecto a motores, antes comentados. Su longitud es de 4.50 m, apenas 2 cm más grande que la actual. Tucson es conocida también como Hyundai ix35 en algunos mercados.
Vamos, ahora sí, a lo estético, controvertido aspecto en la nueva Tucson. A ver. El frontal, a diferencia de lo que podría indicar una primera vista rápida, es el sector «más ortodoxo», digamos (en términos relativos respecto al resto de su fisonomía). Parrilla y (múltiples) ópticas que se confunden en un mismo sector, y mucho más de día, seguramente. Parrilla que vuelve a un formato más tradicional, en contra de la tendencia actual y agresivo sector de antinieblas. Para mí, logrado, original e interesante. Vamos atrás. Curiosas ópticas pequeñas, unidades en su parte superior por un listón «a la moda». Raro, sí. ¿Formas más japonesas? ¿O al menos vinculadas a su cultura? Puede ser.
En el perfil encontramos lo más controversial del diseño, a mi criterio al menos. Mezcla de líneas rectas y curvas, cambios de volumen, luces y sombras. ¿Exagerado? Tal vez, la verdad es que transmite cierta desorientación por todos estos elementos juntos. No obstante, elogio la decisión de Hyundai (la de siempre) de intentar «ir más allá» y no quedarse en las modas del sector automotor. Y claramente, más allá de algunos sectores con vinculación a otros modelos, Tucson es original 100%, distinto a todo. Adentro, el cambio también es radical, pero en este caso mucho menos discutible, Se me ocurren varios adjetivos: moderno, tecnológico, limpio, y también original, algo no tan frecuente en este mundo digital.
Sector central muy bien resuelto, con pantalla de 10,25″ integrado a la misma. Tablero digital (también de 10,25″), al estilo tablet (estilo originado por Mercedes-Benz). Volante que pareciera tener «protector bucal» y salidas de aire que simulan continuidad en todo el tablero. Ancha consola entre asientos con apariencia premium. Hyundai Tucson ha vendido más de 7 millones de unidades desde 2004, y esto explica la gran atención que recibe por parte de la coreana.
Conclusiones
Bueno, en general, aplaudo el intento de Hyundai de diferenciarse del resto, y vaya si lo ha conseguido. Después aparece un tema subjetivo en el que podemos coincidir o no. Personalmente, me gusta la trompa, menos la cola, menos el perfil y sí bastante el interior. Como siempre, la última palabra la tendrá el mercado. Más allá de los estético, siempre opinable, sin dudas la nueva Tucson cuenta con el armamento» necesario para seguir siendo gran protagonista, junto con su prima hermana KIA Sportage, que veremos qué camino toma en la nueva generación.