Uno podría preguntar lo opuesto… ¿por qué no cambiaría de trabajo una persona, en este mundo tan globalizado y cambiante, justamente? Pero en este caso, el interrogante toma fuerza y razón de ser. Desde que se hizo cargo de Groupe Renault, proveniente de SEAT, Luca De Meo ha realizado una gestión impecable, espectacular en el grupo, pasando de números (muy) en rojo, a ganancias muy importantes, en solo 4 años. No solo esto es sorprendente, sino que más lo es en un contexto en el que la mayoría de las automotrices está transitando por momentos muy complicados (Stellantis sin ir más lejos, Volkswagen, Mercedes-Benz y varios etcéteras).
Por otro lado, aunque ninguna gestión es eterna en el mundo de las empresas privadas, y menos de los líderes, 5 años (De Meo se irá en julio de 2025) no es un período exagerado, y menos aún con los espectaculares resultados financieros bajo su gestión. Pero si lo anterior por sí solo es llamativo, más lo es teniendo en cuenta que deja Groupe Renault para pasar al grupo Kering, que lo único que tiene en común con Renault es que su dueño es de apellido Pinault… y francés. Este grupo es el dueño de varias marcas top del mundo de la moda, como Gucci, Balenciaga, Yves Saint Laurent y Puma (mayoría del paquete accionario).
Y entonces, ¿por qué deja Renault Luca De Meo?
Bueno, oficialmente no hay información, salvo que se trata de una decisión personal del mismo De Meo. De todos modos, hay algunas cuestiones que pueden haber contribuido a su cambio tan drástico de rumbo. Por un lado, la de él fue una de las voces más «opositoras» (junto con Akio Toyoda), no tanto por la movilidad eléctrica en sí, a la que Renault ha apostado y mucho, sino a la forma en que se está dando, sin tener en cuenta una serie de cuestiones y desafíos de distinto tipo. Y esa lucha con la parte política de Europa (el parlamente), decidida a anular el motor de combustión en 2030, terminó cansándolo.
Por otro lado, tal vez por las nuevas tendencias, generaciones, y China, ve que el auto como tal, como lo conocemos ahora no tiene gran futuro. ¿Desaparecerá? No, o al menos no en el corto plazo, pero si cambiará su concepto y filosofía. A lo mejor todo esto hizo que, en medio de una muy efectiva tarea en Groupe Renault, decidiera dar un paso al costado. Como sea, una pena, para Renault, para sus empleados, para la industria automotriz y para los consumidores. Renault no se declarará en quiebra por esto, claro, pero sentirá el golpe. De hecho las acciones del grupo bajaron 8% mientras que las de Kering crecieron más del 10%. Veremos como sigue. Por ahora, Renault goza de muy buena salud, ni hablar de Dacia; y solo falta que Alpine levante en la F1…











