No es la primera vez que encaro este tipo de «escapadas», aprovechando para sentir un vehículo desde un modo menos racional, más pasional, menos frío, menos técnico, pero, a mi juicio, igual de válido. Con el plus de mostrar algunos lugares de nuestra rica geografía argentina, que muchos conocen, claro. Viaje al litoral en Nissan Versa, a la misma región pero a los Saltos del Moconá con Fiat Pulse, vacaciones en la costa con Fiat Toro, o también al mismo lugar pero un año más tarde y con el icónico Jeep Wrangler, por mencionar algunos operativos de este tipo. Siempre intentando disfrutar y percibir cada modelo de un modo distinto y también compartir lugares no siempre tan conocidos. Y hacerlo con una vieja conocida, ya probada, la Nissan Frontier PRO-4X.
Habiendo vivido un par de años en Merlo (y varios en distintos lugares de la provincia de San Luis), nunca había hecho el camino «inverso», para llamarlo de algún modo, el que une San Luis con Córdoba pero no por las Altas Cumbres, Ruta 34, sino por tierra, por la provincial S471. Sí muchas veces las Altas Cumbres (diría unas 100/150 veces) pero nunca esta variante solitaria y pintoresca, pasando por Lutti, último pueblo cordobés antes de llegar a la magnética Merlo. Saliendo de Córdoba, pasando por Embalse, La Cruz (hasta ahí asfalto), luego Quillinzo, Lutti hasta llegar al filo (Merlo), tramo en tierra, regresando a Córdoba por la ruta de «la costa» primero (Ruta 14) y luego desde Villa Dolores hasta Nono y desde ahí Camino de las Altas Cumbres hasta Córdoba, totalizando 394 km de asfalto y 65 km de tierra, y 10 hs de duración.
El primer tramo desde Córdoba por Ruta Nacional 36 (tramo que hago todas las semanas por motivos particulares) hasta Embalse, resultó tranquilo, con tráfico normal tirando a suave, lo que permitió disfrutar más el trayecto, conocido, insisto. La Nissan Frontier Pro-4X había pasado por mis manos con lo cual no tenía que descubrir grandes cuestiones; simplemente disfrutarla. Claro, lo mejor de Frontier vendría en el tramo de tierra, de montaña, desde La Cruz hacia Merlo, unos 83 km en total, inicialmente «tranquilos» pero luego más «técnicos», alcanzando mayores alturas y mejores vistas. En ruta se viaja con bastante confort de marcha, una de sus virtudes, sobre todo a velocidades legales. Y en caminos de tierra, y en tramos en mal estado, se comporta de manera muy confortable también, haciendo del viaje un verdadero placer.
Curiosidades de los viajes, ya en el tramo más complicado después de Lutti y hacia Merlo, en general muy trabado y de ascenso, encontramos una flamante Ford F-150 Raptor, recién sacada del concesionario, con un matrimonio joven a bordo, intentando cambiar un neumático dañado (tarea nada sencilla dado su tamaño y peso). Estando en un lugar casi desolado por completo, y sin señal ni vida humana cercana, ayudamos en la tarea, con no poco esfuerzo. Venían de retirar la prestacional pick up en el interior de Córdoba y se volvían a su Mendoza, por este camino de montaña tan pintoresco, para hacer noche en Merlo y luego seguir viaje. Les sugerimos hicieran el tramo final (unos 20 km calculo) con cuidado ya que estaban sin repuesto y allí la ayuda es ocasional y milagrosa, como había sucedido. A los pocos kilómetros de retomar primero la marcha en nuestra Frontier, nos pasaron casi en modo rally, algo entendible teniendo semejantes prestaciones. Deben haber llegado bien ya que no los encontramos en el resto del camino.
Ese tramo Lutti-Merlo es francamente imperdible, con un par de lugares que valen la pena conocer (nosotros no lo hicimos). El complejo Los Vallecitos, al menos por fotos, muy atractivo, y el famoso Pueblo Escondido, otrora mina de Tungsteno, hoy abandonado para esa actividad pero con la posibilidad de visitar y de alojarse, entiendo. Además, un par de saltos/cascadas en esos típicos ríos de montaña. La verdad es que vale la pena cada metro recorrido, sin duda. Llegamos a Merlo algo mas tarde de lo previsto, pero lo antes comentado, y seguimos viaje sin parar en «el tercer microclima de Merlo», ciudad que conocemos bastante por haberla visitado en varias oportunidades, y además haber vivido dos años, tiempo atrás. Detención para «refuelar» en varios sentidos en Nono, al lado de la Estación de Servicio, parada obligatorio, encarando la ruta de las Altas Cumbres que tantas veces hicimos pero que cada vez nos vuelve a maravillar.
Casi 460 km y 10 horas después de haber salido de Córdoba, volvimos al punto de inicio, cansados sí, pero maravillados de tanto paisaje y naturaleza. Muy recomendable, al menos para hacer alguna vez. La Frontier Pro-4X nos aportó lo necesario para un viaje relajado, tranquilo, con el lógico no tan alto confort de una pick up (comparado con un sedán por ejemplo) pero comportándose de maravillas en todo el trayecto, sobre todo en el ascenso hacia Merlo desde Córdoba. Si bien fue en época invernal, con poco verde y poca agua en ríos y arroyos, igualmente fue un placer para nuestros sentidos. Pensamos repetir, quizás en sentido inverso.