Lo primero que «me viene a la cabeza», mirando la foto de portada de este BMW iX, que llegará al mercado en la segunda mitad de 2021, fabricado en Alemania, es que BMW está decidida a avanzar con esta nueva y enorme parrilla «doble riñón» que estrenó en la nueva generación de Serie 4, y en los recientemente presentados M3 y M4. Todo había comenzado antes, con el X7 y su enorme parrilla, aunque, mucho más armónica que aquella. Personalmente creo que es un error a fuerza de conseguir originalidad (como aquel Serie 5 E60 del 2003, diseñado por Chris Bangle). Sin dudas estas nuevas «trompas» son originales; no se ven en ningún otro modelo a nivel mundial, pero al mismo tiempo, generan no pocos detractores.
Dejando de lado la filosofía, digamos que este nuevo BMW iX no es exactamente un SUV. También resulta complicado catalogarlo. Mirándolo de perfil, creo que la mitad delantera muestra un aspecto de «auto», mientras que la trasera, de SUV. Si tuviera que definirlo, diría que está a medio camino entre un hatchback y un crossover, pero tampoco me dejaría conforme dicha definición. En fin, raro. A nivel mecánico, el IX contará con un motor eléctrico en cada eje, totalizando equivalentes 500 CV y tracción integral, obviamente. Se espera que alcance los 100 km/h en 5 segundos, cifra más relacionado al mundo de los deportivos prestacionales. Su autonomía llegaría a los 600 km (según ciclo WLTP) y podría recuperar el 80% de su carga en 40 minutos, a través de potentes cargadores rápidos.
En cuanto a su diseño, insistimos, es raro, original, tal vez difícil de «digerir» en una primera mirada. Superficie vidriada que se va cerrando hacia atrás, cintura baja, curiosas manijas de puertas, gran distancia entre ejes (3 m) y una longitud de 4.92 m, similar a la de su hermano mayor «a combustión», el X7, al menos hasta que llegue el X8. Llantas de 20″ a 22″. Cx de 0.25. El frente muestra una «firma lumínica» que no sigue los lineamientos vistos en los últimos BMW, y la enorme parrilla ya comentada, con algunos pliegues, pero conformando, de todos modos, un diseño bastante «limpio». Atrás, ópticas finas y algo «básicas» que nos recuerdan a algunos Renault recientes. Poco personal, tal vez.
En el perfil, ese «divorcio» entre la mitad delantera y la trasera. Originales llantas de aleación. En el interior, todo digital, con un sector de instrumentos con pantalla de 12.3″ y al medio, otra de 14.9″, conformando un generoso sector multimedia. Todo muy minimalista, ¿demasiado?, con discretas salidas de aire y un diseño no visto en ningún BMW actual, con un raro volante hexagonal y butacas en materiales sintéticos. Lo único que nos vincula al mundo BMW conocido es la consola entre asientos. Como conclusión, un modelo que se sale de los cánones actuales de la marca, y que, como siempre, el mercado tendrá la última palabra. En todo caso, a pesar de ser ambos eléctricos, muy distinto a nivel conceptual, del iX3.