Alpine («alpin», no «alpain» ni otras malas pronunciaciones), sigue siendo el constructor francés de autos deportivos pertenecientes a Groupe Renault, también a cargo del equipo de F1 (aunque con futuro incierto), y además, desde unos años, continuador de la extinta Renault Sport. Su modelo principal e histórico es el A110, un deportivo que apunta a Porsche 718, nada más y nada menos, aunque en la práctica es más una expresión de deseo que una realidad. Se vende en 3 versiones, la A110 de 68,000 euros con motor 1.8 de 252 CV (similar al del recordado Renault Megane RS), la A110 GTS de 83,000 euros con el mismo motor pero llevado hasta los 300 CV, y la edición limitada A110 R70, en conmemoración por los 70 años de la marca, con igual mecánica pero partes en carbono y varios elementos exclusivos que llevan su precio a altos 125,000 euros.
Aunque en 2022 Alpine presentó el E-ternity, versión eléctrica del A110, como concept, el modelo no llegó a producción, y ahora se prepara para presentar en 2026 la nueva generación, sí eléctrica, para encarar una nueva etapa. Como tantas otra marcas, hace años que Alpine expresó que en pocos años se convertiría en una marca 100% eléctrica; algo que muchas debieron retrasar, pero el «tren eléctrico» sigue su paso y el destino sigue siendo el mismo. Con el A290 ya presentado (un R5 con anabólicos) y el crossover A390 próximo a debutar (un Megane E-Tech con anabólicos y pasando por el quirófano), el A110 de nueva generación se convertirá en el tercer modelo eléctrico de la marca, cumpliendo aquella premisa.
Sus baterías estarán «esparcidas» en casi todo el piso, logrando que sea plano y una mejor distribución de pesos. Se especula con una potencia en el orden de los 450 CV, eléctricos, en principio con tracción trasera y con una versión roadster (sin techo) que completaría la gama. Aunque muchos (entre los que me incluyo) desconfían de un futuro cercano totalmente eléctrico en el mundo del automóvil, y el año pasado pareció darles la razón, lo cierto es que están repuntando ventas en todo el mundo y más allá de los grandes desafíos sin resolver, parece que seguirán siendo el futuro, más cercano o más lejano, pero no más allá de 2035, sobre todo en Europa.









