Hay autos que marcan el camino, que aportan su granito de arena a la historia del automóvil, que no pasan «así como así» por la vida terrenal. No son muchos los que quedan en la retina de fanáticos y «normales», y que cada tanto aparecen en las charlas de café, en recuerdos pasados.

Que la Ferrari F40 (una de las más lindas de todos los tiempos) tenga su lugar exclusivo en la historia, no deja de ser meritorio, aunque también es cierto que con semejantes recursos económicos, técnicos y estéticos, es hasta obvio que así ocurra. Mucho más meritorio resulta que modelos de bajo costo o con pocas modificaciones también entren por la puerta grande del automovilismo.

Y el suceso no siempre tiene que ver con aquellos recursos. Hay casos de modelos muy caros que han pasado rápidamente al olvido, y otros que con humildad y perseverancia han conseguido mucho mejor resultado.
Y en este grupo se inscribe el Renault Clio Williams.
¿Que tenía de especial?

No tanto. Un interesante motor 2 litros de 150 CV, importantes aunque no de otro mundo, llantas color dorado, un azul Williams en su carrocería, algunos pequeños retoques estéticos (alerón, banda lateral, etc.), y pequeños cambios en su interior. Con esto, el Clio Williams se ganó un lugar en la historia y se convirtió en un objeto de deseo, al menos en Argentina, adonde llegaron 200 unidades. ¿Quien no lo conocía a mediados de los 90 cuando llegó al país?
Jóvenes, viejos, hombres y mujeres, todos sabían de su existencia y casi todos aprobaban su estética y deseaban manejarlo alguna vez. Son muy pocos los autos que han generado tanto deseo.

Un detalle curioso fue la ausencia de Aire Acondicionado, ni siquiera como opción. Y es que el motor 2 litros «entraba tan justo» bajo el capot, que no había lugar para para el compresor.  Detalle poco importante para los fierreros.
Para la época, 150 CV no eran despreciables, aunque -convengamos- tampoco alcanzaban «el Guiness». Sin embargo, dado su bajo peso, permitían que el Clio Williams alcanzara los 100 km/h en menos de 8 segundos.

El Clio II (el nuestro actual) también tuvo su versión especial: el V6 Sport, aunque con un motor de 3 litros y 230 CV (254 tras el restyling) y una carrocería ensanchada, era bastante más espectacular. Clio Williams se produjo entre 1994 y 1998 y hubo 3 series (con mínimas diferencias), mientras que el V6  Sport se fabricó desde 2001 en las instalaciones de Alpine, en Dieppe. A pesar de lo «estratosférico y radical» del Clio V6, no tuvo la trascendencia del Williams, demostrando que no alcanza con tener muchos caballos y prestaciones altísimas; hace falta algo más, magia.  Y el Williams la tenía.

También incursionó en el Rally Argentino, de la mano de Gabriel Raies con un importante éxito y con la espectacularidad del «ex Gordo» que sacaba la mano por la ventanilla para saludar.

Color blanco, llantas grises, aunque con 225 caballos, un interior solo apto para correr, caja directa, embrague y caja muy duros y reacciones como para «tener respeto»
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Clio Williams. Un auto que con «no tanto» se convirtió en irresistible, en inolvidable.
Nuestro pequeño homenaje.