Siguen los anuncios de planes de reinvención, de reconversión, de redefinición de paradigmas, de supervivencia, si queremos resumirlos en una palabra. Desde antes de aquel Renaulution, somos testigos de fuertes cambios en las automotrices. Y hemos dado cuenta de varios. En este caso, Jaguar, la británica que junto con Land Rover pertenece al grupo indio Tata, también ha presentado su programa, denominado Reimagine. Ahora bajo la conducción del ex (clave) directivo de Renault, Thierry Bolloré, y al igual de lo que le sucedió a la francesa con la nueva dirección del ex SEAT Luca De Meo, se vienen cambios importantes.

Por lo pronto, a partir de 2025 («ya…») no tendrán nuevos desarrollos con motores a combustión, algo que carece de originalidad ya que casi todas las automotrices, de una forma u otra, vienen anunciando esa estrategia. Por otro lado, no habrá sucesor del sedán de gran tamaño XJ, algo tampoco sorpresivo, digamos. Quizás sí lo es más su nueva estrategia de negocios. «Nos centraremos en vender modelos con grandes rentabilidades, con un portfolio más chico. Preferimos vender menos pero ganar más dinero en términos de rentabilidad». Tampoco esto suena a ciencia ficción; es la clave de cualquier negocio. Quizás es más raro verlo en Jaguar, marca que como otras británicas, ha derrochado lujo y hasta excesos. Por otro lado, no quieren mirar más a Alemania para rivalizar con los premium teutones. Profundizarán su raza inglesa. Una nueva Jaguar está naciendo, más racional desde el punto de vista económico.