Iniciando el 2022, Stellantis anunciaba el final de la comercialización de las variantes térmicas (nafteras y diesel) de sus «utilitarios» Citroën Berlingo, Peugeot Partner y Opel Combo. Luego se sumaría el Fiat Dobló. Claro, el furor eléctrico en toda la industria automotriz indicaba que todo motor a combustión tenía Certificado de Defunción escrito. Si bien esto no ha cambiado mucho, se ha demorado un poco o en todo caso ya no se habla de un traspaso automático, instantáneo, crudo, a la movilidad eléctrica. En ese contexto, primero, Stellantis dió marcha atrás un año después, volviendo a ofrecer la motorización naftera y micro híbrida, sobre la base del eficiente 1.2 Puretech de 3 cilindros en aquellos modelos.

Y ahora vuelve a cambiar el rumbo, agregando una alternativa diesel (2 en realidad), más allá de la vigencia del e-Berlingo, eléctrico. Hablamos de los BlueHDI 1.5 de 4 cilindros, con opciones de 100 CV y 136 CV, con caja manual o automática EAT8, con alternativas de 5 y 7 plazas. Esta decisión, que aplaudo, tiene que ver con aquella ralentización en el paso a la movilidad eléctricas, varias veces acá comentada, pero también con el balance energético exigido a las automotrices. Como Stellantis ya vende varios eléctricos, digamos, tiene mayor margen para modelos más contaminantes, como los diesel (esto también da para discutir un rato). ¿Cuanto tiempo seguirá vendiendo el diesel? Interrogante abierto.