Venimos haciéndonos eco de informaciones y data acerca de la nueva generación del Lancia Delta, confirmada para 2026, tal vez algo antes, bajo la plataforma STLA Medium, al igual que el nuevo Opel Manta como comentamos hace poco. Y reconozco cierto innegable fanatismo por un modelo (quizás por una época) muy distinto a los actuales, conceptualmente diferente. A mediados de este año imaginábamos al nuevo Delta llegando en 2024, pero se sabe que podría ser recién en 2026 y será el primero de varios productos de la alicaída pero mítica marca italiana. Lancia sabe que tiene una oportunidad casi única con el nuevo Delta, otrora gran protagonista del rally mundial. y no la desaprovechará seguramente. Y si debe «dejar en el horno» la preparación un poco más, lo hará.
Si está claro que el nuevo Delta será eléctrico, como todo lo que se está desarrollando en el mundo del automóvil, pero no lo está tanto su aspecto final a nivel conceptual. Por un lado, las últimas informaciones dan cuenta que se ubicaría bastante «cerca» de aquel hatchback que conocimos, lo cual es algo razonable para exprimir al máximo el efecto melancolía. Por otro, el mercado no busca hoy este tipo de carrocerías; casi únicamente se siente atraído por SUVs. Entonces, ¿tiene sentido fabricar un Delta «clásico» a nivel estético, con el que una minoría se sentirá extasiada pero que para muchos otros no será una alternativa práctica? Dilema clave para muchas automotrices. Personalmente creo que será un hatch pero más «gordo» y más alto, acercándose al mundo SUV, en una solución similar a la de su primo DS 4. Veremos, pero lo cierto es que el regreso del Lancia Delta está en marcha.