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Nos subimos al eficiente Citroën C-Elysée HDI (by Parra). ¿Austero?



Citroën C-Elysée
llegó a la Argentina en 2016 – en septiembre de ese año la marca inició su preventa local- y nos subimos a la versión naftera en enero de 2017. Pero, C-Elysée tiene su historia y no tan reciente. Si bien existió un modelo derivado del exitoso ZX para el mercado chino, tal como lo conocemos en Argentina fue presentado en 2012, y ese año lo mostrábamos en Automotiva, especulando sobre si podría llegar a nuestro país, algo que finalmente ocurrió más de 4 años más tarde.


El hecho que fuera renovado levemente en 2017, a pesar de sus 5 años a cuestas, hablan de la eficiencia en su diseño y de cierta «atemporalidad». C-Elysée es sobrio, algo espartano, pero conserva muy bien su aspecto con el paso del tiempo. Dado que ya habíamos tomado contacto con la versión naftera, con leves cambios respecto a éste (además de la planta motriz, claro), no nos extenderemos demasiado ya que la mayoría de los aspectos visualizados en aquel test se mantiene casi inalterado.


Citroën C-Elysée
, al igual que su primo hermano Peugeot 301, nació como una alternativa low cost, justamente luego de la gran crisis europea de finales de la primera década del nuevo siglo. Pero claro, el concepto bajo costo europeo no es el mismo que el sudamericano, o al menos que el histórico de nuestras regiones. Y de hecho, contaba con Control de Estabilidad, por ejemplo. Claramente no es un C4 Lounge, aunque, creemos, la distancia entre ambos es bastante menor, en la práctica, que la que pareciera imaginar el mercado o el posicionamiento de precios de ambos.


Hablar de precios en estos días es arriesgado, de todos modos,  C-Elysée arranca en los $ 453,000, llegando hasta los $ 594,000, mientras que el que probamos, diesel, cuesta $ 519,000. C4 Lounge, va desde los $ 541,000 hasta los $ 729,000, mientras que el diesel (también 1.6L pero con 115 CV) se vende a $ 660,000, por lo que, $ 140,000 separan ambos modelos en sus variantes gasoleras, con diferencias no menores en potencia y equipamiento. Sin embargo, estamos convencidos, las diferencias reales, prácticas, concretas, medibles, insistimos, son menores que lo que muestran sus precios relativos.


¿Y que cambió del anterior C-Elysée al actual?

Bueno, poco. Empecemos por el frontal, con nueva parrillas, ópticas, paragolpes, en fin, todo el frontal; sí, es cierto, pero manteniendo el concepto estético del anterior y de hecho en una primera mirada, rápida, podrían confundirse. De todos modos, el resultado, creemos, ha sido excelente. Atrás el cambio fue mucho más conservador: distribución interna de ópticas y casi nada más. Siendo un sector bastante «aburrido» del C-Elyseé, podría haber adoptado alguna modificación adicional.


De perfil sin cambios, aunque, destacan inmediatamente las nuevas y muy atractivas llantas de aleación, tal vez algo exageradas (para un modelo sobrio como este) pero que le dan un toque deportivo, sutil, bienvenido. Neumáticos Michelin Energy Saver 195/55R16, con auxilio Goodyear en 185…. al menos en nuestra unidad. Baúl con apertura, tanto desde tecla en tablero como desde llave; enorme capacidad pero pequeña boca de carga, no tan cómodo para cargar, pero entra de todo. Y al abrir el capot nos llamó la atención la ubicación del motor; más bien tirado hacia adelante, y no hacia el habitáculo, como suele verse en muchos casos.


Adentro, lo central pasa por la consola…. central
. Ahora con pantalla multimedia, táctil, que, como muchos franceses y dentro del grupo, resulta poco práctica, poco intuitiva y requiere desviar bastante la atención para conseguir lo que se desea. No nos gustó. Climatizador abajo (posición habitual), eficiente, pero que también requiere desviar la vista para manipularlo. En general, mala nota para la ergonomía y la practicidad de los comandos (ni hablar de los levantavidrios, ubicados en la consola central..). Raro el comando de accionamiento por voz, desde brazo de luces. Bien por la incorporación de navegador. Pocos cambios, interesante en general. Buena calidad de ensamble para este producto de origen español, aunque con materiales duros. Diseño agradable, algo aburrido. Buena posición de manejo, con amplia regulación en altura de butacas (algo blandas), a pesar de la regulación solo en altura del volante.


Además de las virtudes conocidas de C-Elysée y que no han cambiado (muy buen comportamiento dinámico, buen espacio interior, enorme baúl), lo más importante de la versión probada es su corazón: el motor 1.6 HDI que rinde solo 92 CV. Y decimos «solo», porque, andando, parecieran muchos más, incluso más que los 115 CV  de su hermano naftero 1.6L. Con los 115 CV del motor del C4 Lounge, sería…..bestial. El apartado dinámico del C-Elysée HDI tiene 2 aspectos negativos, digamos, menores.


Por un lado, es un motor ruidoso (hilando fino) y por el otro, y sobre todo, en ruta a más de 110 km/h, teniendo en cuenta que su caja es de 5a. Claro, la performance del motor tapa largamente estos dos aspectos. Es ligero y su consumo es miserable. En este contacto pudimos obtener (computadora mediante) rendimientos de entre 18 y 20 km/l en ruta (110 km/h) y también en ciudad, con tránsito normal y pocas paradas. Realmente increíblemente austero este Citroën C-Elysée HDI.


Muy buena tenida en ruta, y en manejo deportiv
o, levemente penalizada por el quejido de los neumáticos de perfil más orientado al confort de marcha, algo lógico teniendo en cuenta el espíritu del auto. ESP no tan intrusivo, aunque, al quitarlo desde la tecla correspondiente, casi inmediatamente vuelve a conectarse. Privilegiar la seguridad ante la diversión. Bien. Buen poder frenante. Muy buen puntaje para todo el aspecto dinámico. Algo que ya comprobamos en el 1.6 probado anteriormente, y más en este miserable diesel. Y muy buen andar en caminos de tierra también, y en mal estado, con muy buena estanquidad.


Conclusiones

Este Citroën C-Elysée que nos cedió Parra Automotores, y con el que tuvimos este breve contacto, es uno de los autos que mejor impresión nos ha dejado, y con una muy buena relación precio/producto. En el debe, un diseño algo aburrido, con un aspecto, sobre todo interior, de low cost (más sensación que realidad), con ergonomía y practicidad interior en cuanto a comandos, bastante mejorable, una caja que podría ser de 6a y algún detalle menor más.


En lo positivo, mucho. Un diseño sí, algo aburrido, pero muy sobrio y hasta elegante, buen espacio interior, perfil bajo (filosófico), motor excelente, con austeridad total, y el placer de conducción de todo diesel, y de este en particular. ¿Su precio? En un mercado con precios cambiantes de manera constante, no es sencillo hacer comparaciones, pero, sus $ 519,000 parecen razonables y hasta interesantes. No es fácil encontrarle rivales (salvo su primo 301) ya que está ubicado entre dos segmentos, pero creemos su precio, sin ser brillante, es un aspecto a favor. Interesante opción.

 

 

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